TROCO2 activa la prueba piloto para la certificación de huella de carbono

Se abre la convocatoria a nuevas empresas que quieran adherirse a esta iniciativa.

El Proyecto TROCO2 continua en su apuesta por la colaboración entre Galicia y el Norte de Portugal para la mitigación del cambio climático, creando así una herramienta para calcular la emisión de gases de los camiones del sector transporte de mercancías.

Desde la web www.troco2.eu se ha puesto a disposición de los interesados una prueba piloto para la certificación de huella de carbono. Esta prueba permite medir los gases del efecto invernadero, emitidos directa e indirectamente, y procedentes de la actividad que desarrollan las empresas del sector transporte de mercancías. El Proyecto TROCO2 ofrece el servicio de consultoría, asesoramiento y seguimiento del proceso completo de cálculo de la huella de carbono de manera totalmente gratuita, si bien no asume los costes de certificación de la misma.

La Agencia Europea de Medioambiente calcula que los vehículos industriales son responsables del 18,8% de la contaminación que genera el sector del transporte en toda la UE, frente al 44,5% que producen los turismos. A su vez, el transporte por carretera emite el 73% de los gases contaminantes de toda la Unión. Sin embargo, y pese a que los camiones son una parte con menos peso en las emisiones, la Agencia Europea de Medioambiente estima que la reducción en las emisiones de los vehículos industriales puede suponer una ayuda decisiva en la mitigación del cambio climático.

En 2015, España ratificaba, junto con otros 194 países, el Acuerdo de París. Entre los objetivos vinculantes acordados para la UE está el de conseguir reducir un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 respecto a 1990. Para conseguir estos objetivos cada país miembro se ha comprometido a reducir sus emisiones en todos los sectores, entre ellos y de forma relevante por su impacto en el cambio climático, el sector transporte.

A día de hoy no existe un estándar de CO2 para camiones en Europa, como sí lo hay para coches y furgonetas. Es por esto que los fabricantes de camiones no han sentido la obligación de mejorar suficientemente la tecnología para reducir el consumo de combustible de los vehículos pesados, y por tanto reducir las emisiones de CO2 de los mismos.