El pasado 23 de diciembre, el Consello de la Xunta de Galicia aprobó la fusión de las Cámaras de Pontevedra, Vilagarcía de Arousa y Vigo. Esta aprobación concluye las aspiraciones mostradas por las 3 Cámaras, e inicia un proceso de integración de las estructuras de gobierno y de los servicios de las tres entidades que supone un importante reto para el año que ahora comienza. Se trata de aprovechar el proceso para mejorar los servicios y las ventajas que las empresas de la demarcación reciben de la nueva Cámara, apoyando a los emprendedores, animando la innovación y el desarrollo de nuevos productos y servicios y dando soporte a la internacionalización de nuestro tejido empresarial y su presencia en los mercados.
Para el conjunto de Galicia y de España, el nuevo año se presenta, asimismo, lleno de retos y desafíos que debemos aprovechar como oportunidades para mejorar. La recuperación económica sigue siendo prioritaria. Es necesario generar más riqueza, consolidando los sectores tradicionales, apoyándonos fundamentalmente, en incrementar el valor añadido. Pero si queremos que esta recuperación sea saludable, hemos de conseguir, desde el punto de vista económico, transformar el crecimiento en bienestar, de modo que sus beneficios alcancen a toda la población, precisamente para poder consolidar nuestra capacidad de crecimiento. El desempleo y la exclusión que éste provoca siguen siendo los principales problemas a resolver, y las principales amenazas para el futuro de nuestra economía. Para poder actuar sobre estos problemas, es necesario despejar el complejo horizonte político, buscando estabilidad institucional, administrativa y legislativa. Hemos de exigir a nuestros representantes políticos que apliquen el sentido común y atiendan al bien común, dejando al margen las diferencias individuales, centrándonos en lo que nos une.
A nivel internacional, los retos no se presentan menos complejos. Las tensiones geopolíticas entre las potencias regionales, sobre todo en Asia y la permanente amenaza del terror, que hoy se presenta bajo la bandera del mal llamado Estado Islámico, no constituyen las únicas fuentes de inquietud e inestabilidad. El crecimiento económico mundial se resiente por los desajustes en la economía china, y muchos países emergentes se han visto fuertemente afectados por la caída de los precios del petróleo y de las principales materias primas. El menor crecimiento en algunos de estos países, y la recesión en otros, están produciendo tensiones sociales. Dichas tensiones, que en algunos casos, han producido cambios políticos, especialmente en América Latina, permanecen en otros casos, por resolver, y arrojan nuevas sombras sobre la futura evolución del área. Y todo lo anterior, al margen de los todavía no cuantificados, pero inevitables, efectos que sobre el crecimiento económico tendrán las medidas que habrán de derivarse de los históricos acuerdos de la Conferencia de París sobre el Cambio Climático.
Esperemos, todos, cada uno en nuestra posición y capacidad, estar a la altura de los retos que se nos presentan. Feliz 2016.