Un duro golpe

Ayer fue un día de especial relevancia para las Cámaras en Galicia, con la constitución del Pleno de la nueva Cámara nacida de la integración de las de Vigo, Pontevedra y Vilagarcía de Arousa. Debería haber un sido un día de celebración que fue bruscamente truncada, al principio de la tarde, por la inesperada noticia de que un incendio se había declarado en las instalaciones centrales de la firma FANDICOSTA, S.A., en Domaio, en el término municipal de Moaña.

La sorpresa inicial fue convirtiéndose en temor ante las proporciones del siniestro. Las llamas se extendían de manera fulgurante, y consumían las instalaciones provocando una humareda tan densa que incluso obligó a cortar el Puente de Rande, por el que discurre la AP-9, durante una hora. La presencia de depósitos de amoniaco en las instalaciones afectadas obligó a tomar las máximas medidas de precaución, incluyendo el desalojo de algunas viviendas y una gasolinera cercanas, y a un notable esfuerzo por parte de los bomberos para enfriar la zona y limitar, en lo posible, los daños causados por el incendio.

Con el transcurrir de las horas fueron quedando cada vez menos dudas acerca del enorme alcance de la catástrofe. La ausencia total de daños personales es el único aspecto positivo de un acontecimiento que no puede ser descrito sino como un duro golpe que nos ha alcanzado a todos.

Fandicosta es un ejemplo de buen hacer y sólida trayectoria en un sector de tanta relevancia en nuestro entorno como el de los productos procedentes de la pesca. Con el bagaje de una destacable experiencia anterior en el mundo de la pesca, en 1996 Ángel Martínez impulsó el nacimiento de una empresa que, a lo largo de los 20 últimos años, se ha consolidado como uno de los referentes del sector de los productos del mar congelados. Gracias a su empuje y a la labor de un magnífico equipo, el crecimiento continuo los llevó a desempeñar un papel destacadísimo entre los grandes de esta área de actividad en España y en Europa. Hasta ayer mismo, y según diversas fuentes, Fandicosta ocupaba el séptimo lugar en el ránking de empresas españolas de productos del mar.

Además de las pérdidas económicas directamente causadas por la destrucción de equipamiento, edificios, instalaciones y mercancías, aún por determinar en toda su extensión, existen derivadas insoslayables del siniestro. Alrededor de 300 trabajadores dependen de modo directo de la actividad de la empresa, y la preocupación por la continuidad de sus puestos de trabajo tras la completa destrucción de las instalaciones en las que desarrollaban su labor, no sólo alcanza a sus familias, sino a toda nuestra comarca.

Desde estas líneas, y como ya he hecho en numerosas ocasiones, quiero destacar la importancia que para el entorno de Vigo, y para Galicia en general, tienen las actividades relacionadas con los productos derivados de la pesca. Una importancia que no es sólo económica, sino que presenta una vertiente social e incluso cultural. Se trata de una actividad que hunde sus raíces en nuestra historia y que ha contribuido de modo destacadísimo a construir nuestra realidad actual en los aspectos social, empresarial y técnico.

Y quiero recordar de nuevo el mérito de personas como Ángel Martínez, empresarios comprometidos y visionarios que han sabido construir empresas de éxito en un sector tan competitivo y difícil, con fe, tesón y trabajo. Y el de los trabajadores que, con su esfuerzo han contribuido a convertir esos proyectos empresariales en una floreciente realidad.

Por último, no puedo  hacer  otra cosa que lamentar profundamente este desgraciado acontecimiento, y aprovechar para hacer un llamamiento a las autoridades, a las empresas del sector, a las organizaciones y entidades asociativas empresariales y sindicales, para colaborar en la tarea de la necesaria recuperación de una empresa irreemplazable. Con el compromiso y esfuerzo de todos, estoy seguro, podremos hacer que este importante contratiempo se convierta en una oportunidad de desarrollo que consolide la capacidad del sector y nos haga más competitivos y eficaces.

JOSÉ GARCÍA COSTAS, PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE COMERCIO DE PONTEVEDRA, VIGO Y VILAGARCÍA DE AROUSA